No es que la Justicia esté amañada, no. El problema de base es que todo el puto sistema es una farsa montada sobre la creencia absurda de que vivimos en una democracia. Todo es pompa y boato. Es un disfraz, una puta careta de colores que tapa al monstruo que hay detrás.
No es culpa de los jueces. Es culpa de que para que los jueces asciendan necesitan el aprobado de los políticos. Los políticos lo invaden todo e invadir el poder judicial trae consecuencias como la que nos ocupa. Cuando un sistema político mata de inicio los postulados de la separación de poderes de Montesquieu, está condenado a ser un estado fallido. Y eso es España, un estado fallido vestido de domingo.
"¿Es que te pensabas que iba a ir a la cárcel? Jeje" |
El sistema es sencillo y fácil de entender. Los políticos se reparten el Consejo General del Poder Judicial, órgano de gobierno de los jueces. El CGPJ asciende jueces, reparte puestos, dictamina sanciones y un largo etcétera de competencias que abarcan a toda la justicia. Por tanto, si uno quiere ser juez de renombre tendrá que obedecer las órdenes de los elegidos por los políticos. Como por ejemplo, los jueces que han soltado a Urdangarín. En un tiempo les veremos ascender como ascienden los globos sonda.
Por otro lado, el Fiscal General del Estado es elegido por el Gobierno directamente, sin ningún tipo de rubor. Éste, a su vez, reparte órdenes pormenorizadas al resto de fiscales para que las cumplan sin rechistar. Esta práctica explica que existan fiscales tan lamentables como el sr. Horrach, más preocupado por ser abogado de la Infanta que fiscal en un caso tan relevante.
El último pilar sobre el que se erige esta bazofia legal es la infrafinanciación de toda la Justicia y el debilitamiento de su poder. Colapsar a los jueces con miles de casos y enterrarlos en papeleo es la mejor opción para desmoralizar a cualquiera que quiera hacerse el héroe y para eternizar los procesos hasta la extenuación.
Por tanto, si controlas a los jueces, controlas a los fiscales y controlas la financiación, el resultado es la justicia a la carta que tenemos. En el caso Noos se decidió realizar todo un paripé con ánimos de calmar al pueblo llano durante un tiempo. Podrían haber dejado pasar el tema y desestimar la demanda desde un principio, pero se encontraron con dos problemas: el jaleo mediático y el juez Castro. La solución fue montar un juicio de postín y alargar el proceso para rebajar la furia colectiva. Al final han decidido no esconderse y, por algún motivo, una condena de seis años se ha resuelto con la puesta en libertad del sujeto condenado. Todos sabemos la razón.
Todos somos iguales ante la ley.