Es decir, alguien se da cuenta de que el yerno del Rey está robando a manos llenas. Se le insta a dejar esas actividades pero el amigo Iñaki insiste en que su proyecto es absolutamente legal. Él se dedica a cobrar informes de veinte páginas extraídos del Rincón del Vago a precio de coltán utilizando la Corona como pretexto. Como no hay quién le baje del burro, se le empapela y salta la liebre.
¡Mierda! ¡Nos la ha liado este cabrón!. A partir de aquí, todos los periodistas se lanzan a escarbar hasta dar con la gran pepita de oro: la Infanta. Cristina de Borbón ha sido testigo directo del enriquecimiento de su marido a expensas del erario público y no sólo eso, sino que además ha participado en la trama mediante otra empresa fantasma llamada Aizon, a la que enviaba facturas de todo tipo cuando se suponía que era una organización sin ánimo de lucro. Durante un tiempo no dejan de aparecer correos y documentos firmados que la involucran de lleno. El nuevo Rey no tiene más remedio que alejarse de su hermana y su yerno y los echa a patadas de la Familia Real. Se le retiran todos los actos como Infanta y se le invita al exilio en Suiza.
"Me voy yendo para el palecete. Luego te veo" |
A los pocos meses comienza la Instrucción del juicio. El juez resulta ser José Castro, un hombre honesto a pocos años de su jubilación, que no tiene ambición por el ascenso y que a priori, resulta incorruptible. Las altas esferas comienzan a preocuparse. Van a tener que ofrecer el real culo de la Infanta y aceptar su imputación. Aún así, se encuentran con un fiscal dispuesto a todo en pro de sacar a Cristina del lío en que se ha metido. Se lanza la teoría del desconocimiento y del amor ciego. El fiscal Horrach se empeña en suavizar la implicación de la Infanta e intenta hasta el último momento evitar la imputación. El clamor popular crece y la imputación se consuma. La justicia parece imponerse y aparece la esperanza dentro del vulgo.
El juicio se mediatiza hasta la extenuación, con retransmisiones en directo y un seguimiento exhaustivo del mismo. Cristina de Borbón utiliza más de cien veces las expresiones "No sé" o "Lo desconozco". La acusación principal, formada por la abogada de Manos Limpias, se ve envuelta en un escándalo de extorsiones y amenazas por parte del sindicato hacia ciertas personas a cambio de no llevarlos ante la justicia. El CNI filtra todo tipo de datos a la prensa para desprestigiar a la acusación y embrutecer el ambiente. La absolución ya se menciona en ciertos círculos.
Finalmente llegamos a la sentencia que, como era previsible, castiga con seis años de cárcel a Iñaki Urdangarín y absuelve a su esposa, Cristina de Borbón. Por supuesto, aún falta el último y más importante paso: el recurso al Tribunal Supremo. Jueces de nuestra cuerda que reducirán la condena de Iñaki hasta los dos años, librándose así de ir a la cárcel y cerrando el círculo de la deshonra.
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