Llevo un tiempo observando la trayectoria de Irene Lozano, diputada de UPyD en el Congreso de los Diputados, y cada vez estoy más convencido de la valía de esta mujer. Independientemente de la abismal distancia ideológica que me separa de UPyD, considero indispensable que las Cortes se conviertan en un espacio democrático poblado por representantes alejados de la indigencia intelectual imperante. Resulta preocupante el bajo nivel de los discursos políticos encorsetados en argumentarios sociológicos —tecleados por asesores sanguijuelas— y que dejan escaso margen para la inventiva de cada parlamentario. Irene Lozano, afortunadamente, es una de las excepciones que pueblan el arco. Su dialéctica es más directa, menos ceñida al papel y más alejada de los artificios de los publicistas. Se presta a los medios de comunicación y suele batirse con soltura en los debates de la televisión. Además, es sumamente partícipe en la Cámara con numerosas intervenciones orales y escritas, como acredita la web del Congreso, donde aparecen diputados que en cuatro años de legislatura han tenido la desvergüenza de realizar sólo un par de preguntas.
Otro de los aspectos que me gusta de Irene Lozano es su implicación en asuntos ciudadanos. Todos hemos sido testigos de la dedicación que ha mostrado con el caso de la Comandante Zaida Cantera y de como ha puesto al Ministro de Defensa contra las cuerdas, provocando su lamentable y zafia respuesta.
Rosa Díez, impedida por su absurdo narcisismo y por su torpe lectura de los impulsos sociológicos, es incapaz de aceptar que tiene al lado a una política joven, de talento, y con sobrada capacidad para liderar su partido mucho mejor que ella misma. Pero Rosa Díez adolece de la soberbia propia del político clásico y prefiere que su criatura política llamada UPyD se hunda en el fondo del océano antes de dar un paso atrás y ceder el control. Exactamente igual que su odiado Mariano Rajoy.
Personalmente me da igual que UPyD se hunda como partido, pero lamento profundamente que personas válidas y trabajadoras como Irene Lozano sean ensombrecidas por los mediocres que siempre se ponen al mando.
Como decía Tote King en un tema:
El más malo siempre sale para delegao
Y el más bueno nunca sale porque esta asustao
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