martes, 28 de marzo de 2017

Mass Effect: Andrómeda

Hablemos de la saga Mass Effect, una de las IP's más extraordinarias de la última década en el mundo de los videojuegos. Con motivo de la salida al mercado de Mass Effect: Andrómeda, se me ha ocurrido escribir unas líneas reflexivas sobre la industria.

La salida al mercado de este título ha venido acompañada de una gran polémica entorno a ciertos fallos muy claros de los que el juego adolece. Llevo unas treinta horas jugadas y he sido testigo directo de la veracidad de las acusaciones. Me explico:

Mass Effect: Andrómeda es un título de exploración espacial con mapas enormes; también es un simulador de decisiones en el que el jugador debe gestionar las relaciones de toda su tripulación y además, es un shotter de coberturas en tercera persona. Es decir, hablamos de un proyecto muy ambicioso por parte de BioWare y EA, que ha necesitado de cinco años de desarrollo y de un presupuesto millonario.



La historia transcurre 600 años después de los acontecimientos de Mass Effect 3, siendo nuestro protagonista parte del éxodo de la humanidad hacia una nueva galaxia, en este caso Andrómeda. Nuestro objetivo es encontrar un lugar donde asentarnos y comenzar de nuevo, para evitar nuestra propia extinción. Por tanto, como pioneros de la Iniciativa Andrómeda deberemos explorar los planetas candidatos a ser nuestro próximo hogar e iniciar la colonización en las mejores condiciones posibles.

El juego centra gran parte de su atención en el factor social, ocupando un buen porcentaje de nuestro tiempo en las miles de líneas de diálogo entre los diferentes personajes. En cada conversación, elegiremos entre una serie de respuestas, y en función a ellas, lograremos diversas reacciones por parte de nuestro interlocutor. En este sentido, no se aleja demasiado de los anteriores Mass Effect ni del Dragon Age: Inquisition.

Es en los momentos de acción o de exploración, cuando el juego desvela toda su problemática a nivel técnico. Mantiene 30 fps con serias dificultades, notando caídas evidentes en cuanto la pantalla se llena de elementos visuales. Pero sobre todo, Mass Effect: Andromeda posee un popping insufrible; me refiero a esa sensación de que las texturas se cargan a tu paso y los elementos aparecen en pantalla de repente y a pocos metros de nuestro personaje. También he tenido bugs de todo tipo, desde la congelación de la pantalla cuando controlamos el Nomad hasta NPC's flotando en el aire sin ningún puto sentido. Es sorprendente el poco mimo que denota el juego en estos aspectos, para ser un triple A muy esperado por público y crítica.



BioWare siempre ha sido un estudio que se ha caracterizado por darnos juegos de gran calidad y de sorprendente factura, como fueron los propios Mass Effect hace unos años. Sin embargo, desde su integración en EA las cosas parecen haber cambiado. Está claro que el juego necesitaba unos meses más de pulido y que algún publisher tocapelotas ha metido presión a los desarrolladores para que entregaran el juego estuviera como estuviera.

En este sentido, no imagino a ninguna productora de cine metiendo presión al director de una película para que entregue la cinta si ésta no está acabada y repasada del todo. Sin embargo, la industria del videojuego se está acostumbrando a colocar juegos en el mercado que adolecen de numerosos fallos a nivel técnico. Muchos estudios pequeños se han visto engullidos por grandes desarrolladoras como EA o Bethesda y están sufriendo las consecuencias de la presión excesiva y de las fechas de entrega anticipadas.

Existe una dicotomía clara entre el videojuego como pieza artística y el videojuego como mero producto de entretenimiento, y desde luego la segunda opción es la que parece que está prevaleciendo. No culpo a los creadores de Andrómeda, porque es evidente que por ellos no hubieran publicado el juego todavía, pero sí a los productores y a los publishers, que con su codicia manchan a la industria y la alejan del octavo arte.

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