Parece una broma de mal gusto, pero es absolutamente cierto. Aquello que tantas veces hemos hecho todos, es decir, bromear sobre el atentado de Carrero Blanco que elevó su coche por encima de una cornisa, ha llevado a una estudiante de historia de 21 años a la cárcel. Así está el panorama actual en la justicia de este país.
Tuits como los siguientes:
"ETA impulsó una política contra los coches oficiales combinada con un programa espacial"
"Kissinger le regaló a Carrero Blanco un trozo de la luna, ETA le pagó el viaje a ella"
"Elecciones el día del aniversario del viaje espacial de Carrero Blanco. Interesante"
Y diez más del estilo. Se puede discutir si los mensajes son más o menos brillantes o si adolecen de mal gusto e incluso cierta amoralidad. Es posible que reírse de la víctima de un atentado no sea nada cortés ni elegante. También se puede opinar que Carrero Blanco es un personaje histórico que murió hace 44 años y que quizá el mofarse de su muerte queda fuera de la órbita de la humillación por motivos temporales. En realidad, todo es opinable. O eso creíamos.
Cassandra Vera @Kira_95 |
Según la Audiencia Nacional, escribir este tipo de tuits constituye "desprecio, deshonra, descrédito, burla y afrenta a personas que han sufrido el zarpazo del terrorismo y sus familiares" -perdonad la sintaxis tan atroz, pero es una cita textual de la sentencia- y por tanto, todo este pequeño apartado queda fuera de la libertad de expresión. A partir de ahora y según la jurisprudencia que establece este documento, quedará penado el hecho de hacer mofa sobre cualquier persona, independientemente del tiempo que haya pasado. Olvidad la sátira, el sarcasmo y la ironía. Olvidad a Quevedo, a Séneca, a Horario o a Lucilio. ¡Todos a la cárcel!
Por tanto, todos aquellos que alguna vez hayáis hecho chanza sobre el tiro que se pegó Hitler, sabed que estáis en riesgo de condena. De hecho, según la Audiencia Nacional, Quentin Tarantino en su cinta Malditos Bastardos cometió "burla y afrenta" sobre la muerte de Hitler y es muy posible que hiriera los sentimientos de sus descendientes o allegados -si es que los tuvo-. También se debiera investigar a los miles de españoles que bromearon en su día sobre Irene Villa en los patios de colegio mientras se comían su bocadillo de nocilla. Aquello fue deleznable, claro.
Es muy posible que yo mismo haya cometido delitos de esta índole; recuerdo algunos buenos chistes sobre Napoleón o Felipe II. Joder, seguro que el timeline de mi Twitter está plagado de pruebas delictivas que sumadas podrían mandarme a la cárcel una buena temporada. No puedo ir a la cárcel, coño. Soy una perita en dulce. Sería puta carnaza para los presos. Espero que me lleven donde Urdangarín. Creo que lo han mandado a Suiza a cumplir condena. No me gusta mucho el frío, pero bueno, definitivamente elegiré Suiza, sí.
Volviendo al tema principal, me pregunto si este asunto tan ridículo y tan jodido a la vez no será una puta advertencia generalizada para cerrar las bocas virtuales de los millones de personas que cada día rajan de los políticos a través de Twitter. ¡Digo yo!
Esta mierda no hay por dónde cogerla.