viernes, 6 de mayo de 2016

Rajoy I El Estratega

El próximo 26 de Junio volveremos a tener elecciones generales tras el estrepitoso fracaso de los últimos meses. Ningún partido ha sido capaz de poner encima de la mesa cesiones y sacrificios en pro del necesario acuerdo que aventuraban los resultados de diciembre. El pacto PSOE-Ciudadanos era tan limitado en número de escaños que no pasó de mera declaración de intenciones, aunque nos sirvió para echarnos unas risas en la fallida investidura. Podemos, por su parte, tampoco quiso bajarse del burro en sus exigencias regionales al estar atado de pies y manos por sus propias confluencias. Y qué decir del PP, marginado estrella del Parlamento y espectador de lujo del show rival.
A pesar de todo y de cara a la segunda vuelta que estos idiotas nos han obligado a sufragar, no se observa cambio alguno en sus actitudes. Ni siquiera han llegado a un acuerdo para disminuir el gasto electoral de la campaña: unos diez millones de euros sólo en papeletas y demás basura. Todos se llenan la boca ante los medios sobre la necesidad de abaratar costes, y por supuesto, a la hora de votar todos se niegan a renunciar a la cuota que les corresponde por ley.




A nadie se le ha ocurrido proponer una serie de debates televisivos donde los candidatos expongan su idea para España y la contrasten con los adversarios. De hecho, el Presidente Rajoy ya ha advertido que no piensa acudir a ningún debate electoral porque no ve la necesidad de ello y porque los debates hay que prepararlos; entiendo que es demasiado trabajo para estar en funciones.
El sentido común nos dice que sería la fórmula más eficaz y más barata para hacer llegar a los ciudadanos las propuestas de cada partido, que al fin y al cabo es de lo que se trata. En vez de eso, parece ser que los partidos prefieren inundar los buzones con basura que nadie lee y con carteles en los que nadie se fija, amén del trasiego de dinero que piensan manejar.
Si las encuestas no mienten, todo apunta a un resultado muy similar al de diciembre, y por tanto, a un nuevo bloqueo institucional, y más, observando el nivel de desprecio mutuo que los partidos más afines tienen entre sí. En el último acto de celebración del Dos de Mayo en Madrid, Rajoy y Rivera estuvieron a menos de dos metros uno del otro durante más de tres horas y ni siquiera se saludaron. Aun así, el magnánimo Mariano y sus gurús electorales cuentan como propios los votos de Ciudadanos, y hablan con toda tranquilidad de un posible Gobierno Rajoy-Rivera, a pesar de la evidencia palpable de la nula afinidad de sus líderes. Es más, toda la prensa hace sus cábalas entorno a esa posibilidad. Rajoy, al que antes de las elecciones de diciembre se daba por muerto, no sólo ha conseguido salvarse de la quema parlamentaria esquivando la investidura, sino que ha dejado que Sánchez se consuma en su propia incapacidad para aglutinar a Ciudadanos y a Podemos entorno a su figura, fracasando en todos sus intentos por ser Presidente. Además, las encuestas vuelven a situar como primera fuerza al PP, y es más que posible que repita cargo. No olvidemos que es gallego y que sabe encajar hostias, condiciones que parecen elevarle por encima de cualquier adversidad, incluso cuando estuvo en la rampa de salida tras perder las elecciones en la segunda legislatura de Zapatero. Con cetro de caudillo y una guardia pretoriana que le mantiene en una cúpula alejado de la realidad, Rajoy sigue vivo caiga quien caiga.


En cuanto al pacto Podemos-IU, sólo cabe preguntarse el porqué Iglesias renuncia ahora a la supuesta transversalidad de su partido al aliarse con un socio comunista que no teme alzar el puño izquierdo en público. Es una apuesta arriesgada que parece encubrir el temor de una pérdida de votos del sector de Podemos más alejado de las confluencias. Es decir, aquella gente que creyó en la idea de Podemos como un conjunto de ciudadanos hartos de la perversión del sistema, pero con esperanzas de un cambio. Esa gente ha sido testigo de cómo Iglesias ponía como condición primera para negociar, la inclusión del referéndum catalán antes que el paquete de medidas sociales urgentes que este país necesita. Y esa gente es mayoría en Podemos; en cambio, Pablo Iglesias ha mostrado una imagen de títere a merced de Xavi Domenech, Compromís, los independentistas gallegos, etc...

Las urnas proveerán...

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