El 20-D será una fecha clave para España. No son unas elecciones generales cualesquiera. Por primera vez en nuestra democracia cuatro partidos aspiran a repartirse el pastel de votos. Hasta ahora PP y PSOE cortaban el bacalao y repartían la dote entre su clientela; los nacionalistas e IU se quedaban con las sobras.
En princpio parece claro que el PP será el ganador, según todas las encuestas. Ciudadanos, PSOE y Podemos luchan por el segundo y el tercer puesto. No son puestos baladí, ya que desde esa posición es muy posible negociar y formar gobierno si se es astuto. Por tanto, el partido que se lleve la plata será el encargado de movilizar al resto para desbancar de la poltrona a Mariano.
En cualquier caso, el Parlamento va a ganar en diversidad y sobre todo en parlamentarios, o al menos esa es mi impresión. Todo el mundo está muy harto de escuchar a un tipo delante de un atril leyendo folios y folios con el argumentario del partido. Prefiero el estilo inglés, en plan gallinero político.
En cuanto a los candidatos yo diría que tras el falso debate a cuatro del otro día, Pedro Sánchez está muerto políticamente. Precisamente esta noche se enfrenta a Rajoy en el último debate antes de las elecciones. Un tipo elegido más por su físico que por su currículum sólo es marketing, y el marketing no supera un cara a cara. En el debate se le vio tan perdido que Pablo Iglesias olió sangre, fue a por él y lo destrozó. No tuvo ninguna opción.
Rivera también me decepcionó en el debate. Quedó demostrado que la presión puede contra cualquier título o máster de cualquier universidad americana. A los coach les encanta la forma de expresarse que tiene el catalán, pero también dicen que es tan teórico que resulta artificial. En el debate se le vio nervioso y frenético; como definió Martin Hurt a Rust Cohle; "era un tipo huesudo, tenso". También es cierto que en la mayoría de mítines suele estar más cómodo y más convincente. En Barcelona está rodeado por un buen puñado de gente válida como Juan Carlos Girauta, Luis Garicano o Javier Nart, pero en el resto del país han tenido que improvisar un staff que todavía es muy desconocido.
Podemos es un caso extraño por lo voluble de sus resultados en las encuestas. Llegaron a encabezar el ranking con un 29,3 % de los votos hace un año. Después se desplomaron hasta el 14,5 % y tras el debate electoral parecer que han renacido de nuevo. Últimamente Iglesias ha incorporado a gente de relieve como el JEMAD o la jueza estrella de Mallorca. Continúa su guardia pretoriana formada por Errejón, Rafa Mayoral y Carolina Bescansa. Todos los cargos internos son gente muy formada y vinculada a la Universidad. En contra suya juegan los díscolos. Personajillos que se cuelan en la formación y sueltan algún que otro disparate que hace sonar las alarmas. Ese tipo de cosas son las que han generado volatilidad en las encuestas.
Y Rajoy. Siempre Rajoy. Aguantó cuando nadie daba un duro por él y se comió ocho años de oposición esperando su turno y esquivando las cuchilladas internas y el fuego amigo. Llegó al poder en el peor momento para el país y ha aguantado el tirón de la economía transformando a la clase media en clase media-baja. Ése ha sido su gran remedio. Los números macroeconómicos le dan la razón, obviando la monstruosa deuda que acumulamos. La gente ahora trabaja, recibe un sueldo y no llega a fin de mes. Se ha creado al trabajador pobre, al estilo de los países con capitalismos más salvajes como EEUU, donde el tener dos o tres trabajos es algo habitual si quieres alimentar a tu familia. Y encima va a ganar las elecciones con el peor caso de corrupción política que ha habido en este país. Hay que reconocer el talento que tiene para esquivar balas.
En definitiva, un panorama interesante.
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