Aun así, en ocasiones compadezco a estos idiotas, porque la realidad es que ser el objetivo de una legión de misándricas rencorosas es muy jodido. Para empezar porque ellas poseen la verdad y tú, como hombre, debes callar y escuchar, que parece un mantra bordado de los que se colgaban en los colegios de monjas pero que, sin embargo, es uno de los principales lemas que esta gente utiliza en su guerra abierta contra el heteropatriarcado. Y sí, se suele hacer énfasis en el "hetero" porque en este movimiento ya no sólo se lucha por los derechos de las mujeres, sino que los heterosexuales también son tratados como sospechosos en potencia de ser opresores. Una tarde crucé algunos tuits con una chica que intentaba convencerme de que yo, por ser hombre, blanco y heterosexual, era un potencial opresor. La chica, que en todo momento se mostró educada, pretendía que aceptara esa soberana estupidez porque en el seno de su movimiento lo tienen tan interiorizado que creen a pies juntillas que los hombres debemos ser tratados como potenciales opresores por nuestros genes. Racismo puro, vaya. Por supuesto, esta chica, que rondaría los veinte años, se calificaba a sí misma como "Comunista, feminista y sobre todo, mujer". En fin, la descripción típica de una cría que cree en la revolución, que le encanta ir a manis y que intentó dejarse crecer pelos en los sobacos para ser más cool pero enseguida se arrepintió y volvió a pasarse la Silk-epil.
La verdad es que España es el quinto mejor país del mundo para nacer mujer, según el Georgetown Institute For Women, Peace and Security. Sólo Islandia, Noruega, Suiza y Eslovenia nos superan en igualdad. Es decir, vivimos en una sociedad envidiable donde desde 1980 está prohibido por ley que una mujer cobre menos que un hombre por desempeñar el mismo trabajo. Estos datos son, en su mayoría, desconocidos por el gran público al quedar escondidos tras la ingente cantidad de mierda que los medios vuelcan al día. Por alguna razón que no termino de comprender, existen intereses muy potentes en hacer creer a la población que viven sumidos en una sociedad troglodita de cerdos heterosexuales donde a las mujeres se las utiliza como meros juguetes del macho alfa y poco menos que se las lapida por la calle.
Los datos no llegan a la gente porque los datos no son interesantes. Son aburridos y, por encima de todo, no se corresponden con su línea de pensamiento. Por eso se utiliza una sentencia lamentable como la de los 9 años a los desgraciados de "la manada" como santo y seña de su argumentario. Es decir, el neo feminismo piensa que "España es un país machista"; por tanto, utilizan casos rimbombantes y con gran eco mediático para extrapolarlos al resto del país. Sin embargo, no se denuncian por igual todos los casos de violación que aparecen en prensa. Como ejemplo más reciente, citaré la detención de una banda de diez argelinos que violaron repetidamente a tres chicas en Alicante. Uno de ellos ofrecía drogas o alcohol a una de las chicas, la convencía para llevarla a su casa y allí esperaban el resto para consumar la encerrona. Pero cuando uno acude a Twitter, comprueba que la noticia no ha tenido la trascendencia ni el impacto que en su día causó el caso de "la manada", quizá porque para ciertos sectores moralistas, el interés no está en la denuncia de la violación ni en la pobre chica, sino más bien en aquellos extras que la hacen más redonda para su agenda política, como la figura del guardia civil y del soldado —lo que no quita que esta gentuza se merezca lo peor en la vida—.
Twitter es una pasarela de tontos del culo que asienten como lerdos a cada hostia que reciben. La moda de cargarse la ortografía y el sexo están convirtiendo a una sociedad mediterránea y alegre —como era ésta hasta hace unos años— en una caverna de puritanismo anglosajón dominado por los dueños de la corrección política y sus comisarios políticos, repartidos por doquier en las televisiones, radios, periódicos, podcast, webs, etc... La mayoría de ellos se dedica al manido arte del reparto de carnets de demócratas o de fachas. No necesitan mucho material para calificar a los individuos. Es un don. Con un simple avatar, un tuit o un nick, esta gente se cree capacitada para echar a los perros a cualquiera que se cruce en su camino. Mientras se llenan la boca con la libertad de expresión, se dedican a señalar con el dedo todo aquello que les molesta. Y, cuando la bola crece lo suficiente, se producen los linchamientos virtuales y las cacerías. No hay límites. Se publican datos personales, fotografías de todo tipo, información de su trabajo y familia, etc. En menos de 24 horas se logra destruir a una persona por completo.
Esto es Internet hoy día y esto es Twitter.
La verdad es que España es el quinto mejor país del mundo para nacer mujer, según el Georgetown Institute For Women, Peace and Security. Sólo Islandia, Noruega, Suiza y Eslovenia nos superan en igualdad. Es decir, vivimos en una sociedad envidiable donde desde 1980 está prohibido por ley que una mujer cobre menos que un hombre por desempeñar el mismo trabajo. Estos datos son, en su mayoría, desconocidos por el gran público al quedar escondidos tras la ingente cantidad de mierda que los medios vuelcan al día. Por alguna razón que no termino de comprender, existen intereses muy potentes en hacer creer a la población que viven sumidos en una sociedad troglodita de cerdos heterosexuales donde a las mujeres se las utiliza como meros juguetes del macho alfa y poco menos que se las lapida por la calle.
Los datos no llegan a la gente porque los datos no son interesantes. Son aburridos y, por encima de todo, no se corresponden con su línea de pensamiento. Por eso se utiliza una sentencia lamentable como la de los 9 años a los desgraciados de "la manada" como santo y seña de su argumentario. Es decir, el neo feminismo piensa que "España es un país machista"; por tanto, utilizan casos rimbombantes y con gran eco mediático para extrapolarlos al resto del país. Sin embargo, no se denuncian por igual todos los casos de violación que aparecen en prensa. Como ejemplo más reciente, citaré la detención de una banda de diez argelinos que violaron repetidamente a tres chicas en Alicante. Uno de ellos ofrecía drogas o alcohol a una de las chicas, la convencía para llevarla a su casa y allí esperaban el resto para consumar la encerrona. Pero cuando uno acude a Twitter, comprueba que la noticia no ha tenido la trascendencia ni el impacto que en su día causó el caso de "la manada", quizá porque para ciertos sectores moralistas, el interés no está en la denuncia de la violación ni en la pobre chica, sino más bien en aquellos extras que la hacen más redonda para su agenda política, como la figura del guardia civil y del soldado —lo que no quita que esta gentuza se merezca lo peor en la vida—.
Twitter es una pasarela de tontos del culo que asienten como lerdos a cada hostia que reciben. La moda de cargarse la ortografía y el sexo están convirtiendo a una sociedad mediterránea y alegre —como era ésta hasta hace unos años— en una caverna de puritanismo anglosajón dominado por los dueños de la corrección política y sus comisarios políticos, repartidos por doquier en las televisiones, radios, periódicos, podcast, webs, etc... La mayoría de ellos se dedica al manido arte del reparto de carnets de demócratas o de fachas. No necesitan mucho material para calificar a los individuos. Es un don. Con un simple avatar, un tuit o un nick, esta gente se cree capacitada para echar a los perros a cualquiera que se cruce en su camino. Mientras se llenan la boca con la libertad de expresión, se dedican a señalar con el dedo todo aquello que les molesta. Y, cuando la bola crece lo suficiente, se producen los linchamientos virtuales y las cacerías. No hay límites. Se publican datos personales, fotografías de todo tipo, información de su trabajo y familia, etc. En menos de 24 horas se logra destruir a una persona por completo.
Esto es Internet hoy día y esto es Twitter.
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