jueves, 26 de enero de 2017

La Toxicidad en YouTube

Ya han pasado un par de semanas desde que Nintendo presentó oficialmente su nueva videoconsola, bautizada como Nintendo Switch, que saldrá al mercado a principios de marzo convirtiéndose en la sustituta de la ninguneada Wii U.

Se trata de un híbrido entre consola de sobremesa y portátil, con mandos extraíbles que soportan una tecnología de vibración y reconocimiento visual como nunca antes se había visto. Se lanzará al mercado con el gran aval que supone The Legend Of Zelda: Breath of the Wild, la última y esperadísima entrega de una saga que el año pasado cumplió 30 años desde su aparición en la NES y que tiene millones de fans por todo el mundo.

Nintendo Switch


La red está llena de información sobre la Switch y de cientos de análisis y elucubraciones acerca de lo que será el sistema, hasta dónde será capaz de llegar, cuál será el apoyo de las terceras compañías, etc.. Después de participar activamente estas dos últimas semanas en todo este enjambre de foros, discusiones y publicaciones en YouTube, Twitter o Facebook, he de admitir que he llegado a desesperarme por toda la basura que me he encontrado. El nivel de odio y fanatismo que he llegado a leer en muchos de los cientos y cientos de comentarios que he visto, me resulta preocupante. A raíz de la conferencia de presentación de este producto de Nintendo, se han establecido dos bandos principales que se han declarado una guerra tan absurda como terrible en la red.

Los famosos nintenderos, mostraron enseguida su entusiasmo por el último producto de su marca favorita, alzando como es normal sus virtudes y compartiendo sus sensaciones y esperanzas de cara a los próximos meses. Unos hablaban de su tamaño perfecto, de su versatilidad, de las posibilidades que ofrece en cuanto a movilidad, etc. Otros, dentro de este grupo, mostraron cierto recelo al descubrir que Nintendo iba a comenzar a cobrar una suscripción por el uso de su sistema online, algo que hasta ahora no había ocurrido en sus anteriores máquinas. También les sorprendió el precio final con el que se venderá en España, unos 330 euros sin juego, precio notablemente superior a sus dos directas competidoras: la Play Station 4 Slim actualmente se puede conseguir por 243 euros con juego incluido y la Xbox One S ronda los 270 euros, también con un juego. Por tanto, algunos de estos nintenderos compartieron en estos foros su extrañeza por esta jugada de Nintendo, no exenta de riesgo en el mercado actual. Todo bien razonado y con exquisita educación por lo que yo pude leer en general.

La guerra de sistemas ya existía en los 90 


En otro tipo de foros, más dedicados a las consolas de la competencia, se comenzaba a hablar sin tanta cautela sobre los defectos que encontraban en la Nintendo Switch. La mayoría ponía de manifiesto que los 32 Gigas de memoria que trae la consola se antojaban ridículos al lado de los 500 e incluso 1 TB que Sony y Microsoft incluían en sus consolas; muy poca memoria interna que iba a obligar a los usuarios que comprasen la máquina a gastar más dinero en tarjetas SDD de memoria externa. Otro defecto muy comentado era la escasa potencia gráfica que la Switch parecía ofrecer, a falta de datos oficiales que Nintendo no quiso compartir en la conferencia. Pero la realidad era que ninguno de los juegos que fueron presentados aquel día exhibían gráficos propios de esta generación. Por tanto, aquel rumor que decía que la Switch iba a ser tan potente como PS4 y Xbox One se derrumbó el mismo día de su presentación.

Conforme pasaban las horas, las noticias, los análisis y las opiniones aumentaron de manera significativa. Pero fueron las primeras publicaciones de los youtubers más influyentes de la comunidad las que supusieron el verdadero pistoletazo de salida para el caos total. Comenzó un cruce directo entre los nintenderos más acérrimos, que negaban punto por punto cualquier defecto de la consola y los propios seguidores de Nintendo que compartían sus dudas sobre el producto. El grupo ultra y negacionista, animado por el vídeo de su youtuber favorito, se lanzó a la caza del falso nintendero, al que se acusó de todo tipo de tropelías.

Mientras los seguidores de la gran N se mataban entre ellos, los primeros sonyers comenzaron a asomar la cabeza por estos foros para interesarse por la lucha fraticida que se estaba produciendo. Algunos metían baza para hurgar en la herida con comentarios sarcásticos sobre los aspectos más negativos de la consola, otros se sorprendían por el ambiente que se vivía y otro grupo se dedicaba al trolleo puro y duro.

Uno de los youtubers más influyentes del momento, ex seguero y actual enemigo declarado de Sony, se dedicó a fomentar la defensa a ultranza de la Nintendo Switch con vídeos constantes que espoleaban a sus seguidores. Pero algo curioso sucedió a lo largo de los días en el canal de este youtuber. Muchos de sus suscriptores, comenzaron a escribirle comentarios extensos y argumentados en los que se mostraban ofendidos por el lenguaje ofensivo que estaba utilizando en los vídeos contra cualquiera que hubiera puesto en duda a la máquina. Este reducto de nintenderos críticos con el producto presentado por una multinacional evidenciaron que se había generado una auténtica ola de mierda llena de odio y desprecio entre usuarios por un puto producto electrónico. Se quejaban de la actitud de los más ultras, que habían endiosado a una marca comercial defendiéndola como algo sagrado, y olvidando la condición de consumidores de todos ellos.

El youtuber respondió borrando numerosos comentarios, en especial aquellos que le colocaban en su sitio por la estúpida y fanática actitud que estaba desplegando. También bloqueó a decenas de usuarios y por supuesto, también perdió a todos esos suscriptores. Los días siguientes los comentarios publicados bajo sus vídeos fueron perdiendo extensión, gramática y léxico en general, para convertirse en frases cortas, ofensivas y llenas de faltas de ortografía. En pocos días, el youtuber perdió a los seguidores de más de veinticinco años, para quedarse con una gran masa de críos, de ignorantes y de estúpidos fanáticos sin respeto alguno.

Lo peor de todo y lo más preocupante es que el balance general de estas dos semanas, se resume en que el youtuber ha ganado en total más de 3000 nuevos suscriptores. Internet como reflejo de la vida misma.

miércoles, 4 de enero de 2017

Las dos caras de la Red Social

En los últimos cinco años, la importancia social de las redes como Facebook, Twitter o YouTube se ha multiplicado de tal forma que a día de hoy se han establecido como las principales fuentes de información para gran parte de la población, muy por encima de los medios tradicionales.

La inmediatez que Twitter ofrece al usuario ha superado con creces a la radio como el medio más eficaz y presto en cuanto a actualidad se refiere. A los pocos segundos de acontecer una noticia de cierta relevancia, la dispersión de la misma se realiza de forma exponencial, de manera que un único individuo llega a miles de usuarios que a su vez se hacen eco de la información y vuelven a utilizar el retuit. En pocos minutos una sola persona puede desencadenar una oleada de interés a nivel nacional -e incluso mundial- que los medios tradicionales se encargarán de contrastar y ampliar, en su caso.



Hace menos de una década, el proceso era mucho más lento y tedioso, de forma que la mayoría de noticias tardaban unas pocas horas en coger forma y ser publicadas en los telediarios de la siguiente edición. Esta nueva forma de información instantánea acarrea serios problemas de fiabilidad y sobre todo potencia la rumorología, pseudociencia con miles de seguidores en nuestra sociedad. El morbo, la polémica, la discusión emocional, el escándalo y el escarnio público son los reyes del trending topic. El interés masivo y viral de cualquier noticia no escapa a los tópicos de siempre, sólo que a una velocidad mucho más endiablada. No son pocas las personas que se han visto afectadas por una montaña de tuits que en pocas horas han acabado con su anonimato y con su reputación. Twitter no perdona.

Aquel chaval medio idiota que golpeó a una chica en el tacón para hacerla caer, sufrió las consecuencias de la viralidad y del click masivo. Su nombre, su DNI e incluso su dirección personal fueron publicados el mismo día en que se convirtió en trending topic en España. Se le pudo desenmascarar porque hoy día cualquiera puede rebuscar en tus propias publicaciones y obtener todos los datos que desee. Desde luego, ninguna sentencia de ningún juez iba a ser tan severa como la que sufrió aquel pobre desgraciado.  

Twitter es un universo que nos hace sentir en un ambiente coloquial y seguro. Opinamos sobre decenas de temas cada día y nos permitimos bromear o trollear a aquellos que copan la actualidad. A las pocas horas, unos temas entierran a otros y nos olvidamos del asunto. Pero el historial de nuestros tuits queda ahí para siempre. Inlcuso no basta con borrar un tuit del que nos hemos arrepentido. Si tu mensaje fue retuiteado tan sólo una vez, perdiste el control sobre él porque pasa a formar parte del time line de otro usuario. Un asunto éste que ha provocado numerosos problemas a los políticos de nueva generación, que sufrieron en sus carnes búsquedas concienzudas por parte de periodistas del ala contraria, que deseaban encontrar cualquier tuit que se saliera de lo políticamente correcto para publicarlo al instante; aunque ese tuit tuviera cinco o más años. Es igual. Si te tomas Twitter como una charla coloquial entre amigos estás muy equivocado. Porque en una cafetería con amigos uno se puede permitir ciertas licencias, incluso de mal gusto; pronto quedarán en el olvido. Pero en Twitter todo queda registrado y un mensaje estúpido u ofensivo puede hundir a su propietario a los cinco o seis años de su publicación. Éste es uno de los modus operandi de periodistas referentes del clickbait como Eduardo Inda, experto en la materia y que ha tenido a un equipo de cuatro personas dedicados exclusivamente a la búsqueda de basura en los time lines de sus víctimas.



Por lo general, la gente no es consciente de la responsabilidad de una publicación ofensiva o chistosa. Creen que les leerán sus amigos y seguidores sin plantearse que sus mensajes pueden llegar a millones de personas a las que no les hará ni puta gracia leer ciertas barbaridades y por tanto, es muy posible que muestren su ira al respecto. Le ocurrió también a aquel chaval de Alicante que se cachondeó de la muerte de un policía; medio país se le echó encima y el crío tuvo que dejar su pueblo y suplicar perdón delante de un juez mientras le caían las lágrimas por la cara. 

También les ocurrió a dos completos gilipollas que desearon la muerte al niño enfermo de cáncer que quería ser torero. Aquellas dos babosas se llevaron una buena oleada de odio y represalias por su valentía a la hora de meterse con un crío enfermo; justicia del pueblo. Twitter convertido en la plaza con cadalso donde suben los reos para ser ajusticiados. Y en este caso, confieso que fui partícipe del linchamiento.

De hecho, la mayoría de las empresas de cierto tamaño que poseen departamentos de recursos humanos, realizan investigaciones exhaustivas previas a la contratación de cualquier empleado. La imagen es una parte fundamental de las marcas y ningún jefe de personal quiere a un tipo que cuelgue fotos en las que se ponga en evidencia y por ende, ponga en evidencia a la empresa. Hay quien, a día de hoy, todavía se lamenta de no encontrar trabajo pese a sus esfuerzos, mientras su muro de Facebook está lleno de fotos suyas de dudoso gusto; evidentemente nunca pasará el corte para hacer una entrevista.

Ésa es la realidad del nuevo mundo y aquél que mejor se adapte, sobrevivirá por encima de las mariposas negras con las que aprendíamos a Darwin.