La serie más cara de la historia, decían. Mil millones de dólares invertidos en una temporada. Un presupuesto que triplica al de la Casa del Dragón. Hablo, por supuesto, de los Anillos de Poder, la serie con la que Jeff Bezos, el propietario de Amazon, quería provocar un nuevo fenómeno cultural como lo fue Juego de Tronos. A priori contaba con los ingredientes perfectos, empezando por los derechos de la saga de fantasía más respetada de todos los tiempos. Bezos fue a lo seguro y compró los derechos del Señor de los Anillos, el Hobbit y los apéndices a Tolkien Estate, la empresa familiar propietaria de la obra de J.R.R.Tolkien.
Una vez muerto Christopher, el hijo del profesor y el principal artífice de la recolección, revisión y publicación de los escritos que su padre no publicó en vida, el resto de la familia no dudó en coger los 250 millones de dólares que Amazon puso encima de la mesa y cederles los derechos para que hiciesen lo que quisieran.
Amazon Studios, por su parte, entregó el proyecto a un grupo de productores ejecutivos variopintos, con J.D. Payne y Patrick McKay a la cabeza del mismo, discípulos de JJ Abrams y con un currículum que incluye Star Trek 4 y poco más. Es decir, la empresa de Bezos decidió entregar el proyecto más grande de la historia a dos completos desconocidos.
Sabiendo esto, se entiende que la serie no tenga ni pies ni cabeza. El problema no radica en que se aleje del canon de una manera obscena, sino que el desarrollo de las tramas que se han inventado no tiene interés alguno. Para empezar, la trama más absurda de todas es la de los hobbits, llamados "pelosos" en esta serie. Son un grupo de zarrapastrosos que viajan por el mundo con carretas y que se topan con el "Gandalf" de los cielos, pero ninguno de los personajes que componen el grupo tiene un arco de personaje desarrollado, ni motivaciones ni intrigas que hagan avanzar su historia. Sencillamente están puestos ahí porque había que meter hobbits. Además, el grupo, eminentemente endogámico, se encuentra liderado por un hobbit negro, mientras que el resto son blancos. Nada tiene sentido.
Por otro lado, tenemos la trama de la protagonista, Galadriel, una de las elfas más poderosas y bellas de todos los tiempos; hechicera terrible de los bosques de Lothlórien, capaz de leer las mentes del resto de seres y de convocar poderes devastadores. Sin embargo, en esta serie, Galadriel es una adolescente gruñona que mide 1,60 y lleva una espada. No tiene magia, sólo mala hostia y miradas desafiantes. En serio, es ridículo. La actriz que la interpreta, Morfydd Clark, dejó bien claro que no había leído los libros de JRR Tolkien y que no consideraba necesario hacerlo. Claro que no. Por eso su Galadriel no tiene nada que ver con la de Cate Blanchet, que era fiel a la obra de Tolkien y supo captar la majestuosidad de la hechicera más poderosa de la Tierra Media en el Señor de los Anillos y en el Hobbit. La Galadriel de Anillos de Poder es la "comandante de los ejércitos del norte", como Máximo de Gladiator, pero lo cierto es los showrunners han convertido al personaje en detestable desde el primer episodio. Nadie que haya visto la serie soporta a su protagonista y eso, queridos amigos, es un grave problema. Imaginad que Aragorn hubiese sido un tipo arrogante y altivo durante la trilogía de Peter Jackson, ¿quién iba a empatizar con él? Pues por algún motivo que desconozco, estos dos guionistas consideraron que Galadriel debía ser escrita con un carácter exigente, despótico y con serios problemas de contención de la ira.
Y luego tenemos la trama de los elfos. Dios santo, los elfos. Empecemos por el cambio de look injustificado. Unos seres inmortales, que irradian belleza, sabiduría y que son los grandes protegidos de los dioses, con largos cabellos dorados o color plata, como el Celeborn de Peter Jackson o el propio Thranduil, padre de Légolas. Eso era lo lógico, escoger actores atractivos y gastar ese enorme presupuesto en caracterizarlos como a elfos, como en su día se hizo con Orlando Bloom y su Légolas.
Pero Amazon Studios no consideró que ese fuera un camino lógico. Para ellos, había que cortarles el pelo, contratar a un actor negro para que se hiciera pasar por elfo noldor y convertir a Celebrimbor en una señora mayor . Por no hablar de Gil-Galad, que carece de cualquier porte divino como alto rey de los elfos. Es decir, todo el casting en esta serie parece estar elaborado por completos desconocedores de la obra de Tolkien. Allí donde Peter Jackson estudió hasta el más mínimo detalle de los textos del profesor, e intentó adaptarlo de la forma más eficaz para que entrase en tres películas de 4 horas cada una, en Amazon Studios decidieron pasar completamente de las descripciones detalladas de los libros de Tolkien.
Hasta el videojuego Sombras de Mordor hizo un trabajo artístico envidiable para darle vida a Celebrimbor y a Annatar, como seres bellísimos que irradian sabiduría. El caso de Annatar —la forma élfica que adoptó Sauron para acercarse a ellos— es especialmente brillante. En el videojuego se le caracteriza con un cabello plateado y liso y un rostro bellísimo, impecable, lo que provocó los recelos de Elrond y Gil-Galad ante el Señor de los Dones, que es como se hace llamar en el Silmarillion. Fijaos en qué rasgos tiene y cómo encaja con la idea de los elfos de JRR Tolkien. Así se adapta un personaje.
Durante seis largos episodios, la trama de Galadriel la lleva a Númenor, donde intentará convencer a la reina Míriel de que lleve su ejército a "Las Tierras del Sur" para enfrentarse a unos orcos que ella no ha visto en ningún momento. Su motivación es la venganza por la muerte de su hermano, pero es una motivación con la que la serie ya comienza y, por tanto, el espectador no es partícipe de ella ni puede empatizar con la misma. Un buen guionista ofrece al espectador el acontecimiento que desencadena la motivación de un personaje para que pueda comprender qué empuja al protagonista a tomar unas u otras decisiones. Pero en Anillos de Poder se explica en un prólogo de 15 minutos que el hermano murió en una guerra y listo. A partir de ahí vemos a la sabia y milenaria Galadriel llegando a la isla exigiendo como una cría y faltando el respeto a todo el que se encuentra, con frases que dan verdadera vergüenza ajena como la famosa "Hay una tempestad en mí" o escenas ridículas donde mete a tres guardias de Númenor en una celda con dos movimientos.
Es verdaderamente chocante ver una serie con ese presupuesto y el apabullante nivel técnico que tiene, venirse abajo por una escritura tan deficiente como ésta. Llega a ser grotesco el intento que Payne y Mckay hacen de incluir su agenda política en el guión de la serie. Hay tres negros en la serie: un hobbit, un elfo y una enana. El resto son blancos. Desde fuera no entiendes nada. Es decir, en una comunidad cerrada, si hay un negro, debería haber más, no? O de dónde ha salido? Del matrimonio de dos blancos? Por ejemplo, Disa, la reina enana, es negra. Sin embargo, en Khazat Dum no hay más enanos negros. Que alguien arroje luz a este misterio. Lo mismo pasa con Arondil, el elfo guay que hace las veces de Légolas. Es el único elfo negro que aparece en la serie. Si quieres meter a un negro como elfo, lo normal sería trabajar un poco ese aspecto y explicar que, no sé, los elfos silvanos de esta zona, tienen la piel más oscura y por eso todos son negros. Pero no metas a un único elfo negro en toda la serie sin dar una puta explicación. Es absurdo hasta decir basta.
Después de 7 largos capítulos en los que no ha pasado absolutamente nada, más allá de un batalla por una aldea que tiene, literalmente, cuatro casas, esta serie no puede remontar de modo alguno. Los supuestos misterios que intenta preservar, como que Halbrand es Sauron, son conocidos desde el primer episodio. Los guionistas no han sabido plantear tramas que sorprendan al espectador ni que mantengan su interés. La serie no pasa de un 35% en Rotten Tomattoes según los espectadores, por mucho que los críticos le hayan dado un 85%. Ni siquiera supera a la lamentable She-Hulk en puntuación. Es un desastre absoluto.
La Casa del Dragón adelantó su estreno para hacerlo coincidir con el de Anillos de Poder a pesar de tener tres veces menos presupuesto. Se dice que tenían información de primera mano de gente que había participado en la producción y a los que les parecía un auténtico fiasco. En Hollywood se tiene pánico a criticar cualquier producto que se proclamé woke e, imagino, que ese es el motivo por el que la serie de Amazon ha pasado por tantas manos sin que nadie se haya atrevido a decir lo evidente y es que la serie sencillamente, es un completo desastre.