jueves, 8 de junio de 2017

Políticamente Correcto: el discurso que está destruyendo Europa

Velas, ositos de peluche, un Pray For London rotulado en una cartulina y un cordón policial que asegura la zona. Son algunos de los elementos que se suceden tras cada atentado y que forman un collage de horror, desconcierto y debilidad que nos retrata como meras presas a expensas de ser cazados. Después, los mass media terminan de hacer el trabajo con algunos titulares políticamente correctos para no herir sensibilidades: inglés de origen afgano, lobo solitario, presuntos atacantes, de ascendencia siria, etc. Esta ingente tarea de desgaste gota a gota ha calado tras varias décadas de dedicación plena a la tarea de crear generaciones vacías de crítica pero llenas de culpabilidad. A las pocas horas de cada atentado, en Twitter se observa este fenómeno con preocupante claridad. Dos mensajes se elevan por encima del resto: el #PrayFor y el "no todos los musulmanes son terroristas".

Además, son muchos los que se erigen en ese momento como defensores de los musulmanes, en un ejercicio delirante del peor de los síndromes de Estocolmo. Es posible que esas actitudes tan incomprensibles sean un mecanismo de defensa que les evite preguntarse por qué nos están masacrando y sobre todo, quiénes serán los próximos.




La realidad es que los islamistas no son imbéciles y hace tiempo que detectaron la autodestrucción en que la pusilánime sociedad europea se había embarcado. El origen de este mal no es otro que el discurso de la corrección política o políticamente correcto. Es una doctrina difusa y maquiavélica que se encarga de categorizar, etiquetar y difundir qué aspectos de la vida social deben ser bien vistos y cuáles no. Algunos de sus principales intereses se centran en la ideología de género, en la inmigración o en el Estado como nación de naciones. El discurso de la corrección política funciona en base a ciertos cánones que no se sabe quién establece pero que los mass media y las redes sociales hacen propios sin mayor reflexión que el dedo al que miles de imbéciles miran en vez de a la Luna.

La ideología de género es toda una fuente de la que emana constantemente borbotones de mierda que intentan colocar como sea. Esta semana se ha lanzado desde el Ayuntamiento de Madrid la iniciativa de prohibir el despatarre de los hombres en los asientos del transporte público. A partir de esta noticia, el discurso de lo políticamente correcto nos venía a decir que el canon de opinión aceptable debiera ser: el hombre debe ocupar el mismo espacio que la mujer y la apertura de las piernas indica una muestra obscena de pavoneo sexual que la mujer no debe tolerar. Cualquiera que manifestase su disconformidad con esta iniciativa del Ayuntamiento era tachado automáticamente de machista por decenas de policías de la ideología de género. Existen multitud de palabras que el discurso de la corrección política utiliza para enterrar a cualquier disidente del movimiento. Si un padre al que no permiten ver a sus hijos por un divorcio injusto se queja en Twitter, acto seguido cualquier imbécil con medio dedo de frente le insinuará que es un maltratador. Y no existe réplica posible, porque una vez que señalado por los héroes de la corrección política, a sus ojos, esa mácula jamás desaparece.

En cuanto a la inmigración, existe todo un fenómeno de dulcificación de la misma. Los mass media presentan siempre la parte emotiva que a todos nos debiera llegar. Juegan con las desgracias de muchos y ocultan las fechorías de otros tantos. No nos hablan de la guerra demográfica que se está librando y que está perfectamente orquestada desde países como Arabia Saudí, con ambiciosos planes de invasión a largo plazo utilizando la ingeniería social. Un musulmán, con cuatro esposas, tiene más de cinco hijos de media con cada una. Las matemáticas básicas nos darán la respuesta de porqué es una guerra que Occidente no puede ganar.  Además, con la declaración de exterminio que el Estado Islámico nos ha lanzado y las cabezas de cientos de infieles cercenadas como testigos, quizá sea prudente mantener un debate más serio y complejo antes de abrir las puertas de nuestro hogar de par en par. ¿Qué dice el discurso de la corrección política? "Racista y xenófobo".




La clase dirigente europea es pusilánime, es débil y es temerosa de los medios de comunicación. Temen por su puesto y temen por la imagen que proyectan. Piensan exclusivamente en los próximos cuatro años y en saldar la legislatura sin cabrear a más colectivos de la cuenta. El resto de estrategias a largo plazo les importan una mierda. Con tal de no ser tachados de racistas y por la culpa que arrastran desde la II Guerra Mundial son capaces de albergar un millón de inmigrantes al año (Alemania). Por el temor a recibir denuncias del colectivo musulmán, emiten una ley que impide a la policía detener a nadie a partir de las 22 horas (Bélgica). Por no herir sensibilidades a los catalanes, el Ejército no se despliega en las calles ante una amenaza terrorista de nivel 5. Y así podemos recorrer toda Europa con medidas que no guardan lógica alguna.

Esta Europa cobarde y maltrecha, sin ejército y sin poder alguno, sólo es carne de cañón para los verdaderos lobos que vienen a por nosotros. Lobos que no son solitarios, sino que vienen en manada a arrancarnos el cuello a dentelladas.